jueves, 15 de agosto de 2019

CASA PORFIRIO BARBA JACOB, RETRATOS DEL POETA

A continuación fotos de fotos, de caricaturas, de óleos, acrílicos, dibujos, en fin. Todo ello en la Casa Porfirio Barba Jacob, en Angostura:



jueves, 1 de agosto de 2019

Miguel Ángel Osorio, poema de Darío Jaramillo Agudelo

La Llama al viento, óleo de Eladio Pizarro (1982)
Entre mi corazón la penumbra de una calle,
una reliquia, un aguijón, el eco de una voz.
Entre mi corazón –entre mi herida-,
una caricia, el murmullo del amor.
Entre mi corazón –el desdeñoso-,
la luna, un retrato, uno o dos nombres,
el desamor también en mi cloaca.
En mi corazón la raíz del insomnio y de la ira.
Entre mi corazón, hecho de fiebre,
mi soledad y mis hermanos.
Entre mi corazón la pesadilla y el infierno,
allí la leve dicha y la esperanza.
Entre mi corazón alucinado, insecto de la noche,
la ebriedad del instante,
la revelación y la pureza,
el abatimiento en mi más roja entraña,
el estupor y el entusiasmo en mi silencioso corazón.
Entre esta oscura claridad, entre este vértigo,
todo mi pavor, toda mi pena,
toda el desprecio entero y el amor,
toda la embriaguez y la locura.
Nunca ninguna fe en mi corazón ansioso.
Ay, mi delirante corazón,
ay, mi corazón sin asidero.

viernes, 16 de noviembre de 2018

POEMAS DE PORFIRIO BARBA JACOB


    Homenaje a Porfirio Barba Jacob, Santa Rosa de Osos. Escultor: Rodrigo Arenas Betancourt. 
Con motivo del amor a la poesía y al goce de leerla en voz alta ofrecemos, a continuación y bajo un hechizo, un audiolibro de la poesía de Porfirio Barba Jacob (Santa rosa de Osos, 1942 - Ciudad de México, 1883), así como un ensayo que presenta y contextualiza este ejercicio de amor por la memoria de uno de los poetas más importantes de Colombia. Pudo haber sido mejor, sí, pero es un intento de celebrar la armonía de una voz entre tanto veneno y ruido. Un intento contra el olvido...

Se trata de un proyecto "Ganador de la Convocatoria Pública a la Creación y Circulación" Modalidad: Voces para decir. Antioquia Piensa en Grande la Cultura y el Patrimonio 2018, otorgadas por el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia y la Gobernación de Antioquia.

1. Presentación del audiolibro:


2. Audiolibro, lista de reproducción: 




Realización, ensayo y fotografía: Julián C. Ospina. Asesor: Jandey Marcel Solviyerte.  Voces: Julián Ospina, Jandey Marcel Solviyerte, Verónica Guzmán, Mauricio Hoyos, Silvia Nicté Villatoro, Luz Marina Castillo, Santiago Duque, Cristian Palacio, Bibiana M. Ramírez, Sergio Henao, Juan Fernando Rivera, Juan Pérez, Juan Felipe Ospina, Diego Martínez, Julio Cadavid, Carlos Orlas, Juan Camilo Betancur, Diego A. Martínez, Pablo Ramos. Música: Diego Suárez (clarinete), Luis Bernardo Durango (piano), Daniel Mejía (saxo), Diego Alzate, Leison Machado, Carlos A. Orlas (guitarras) y Diego Martínez, "Moncho" (vientos andinos). Masterización: Andrés Morales. Diseño y diagramación: Mauricio Hoyos. Gracias a todos. 

viernes, 12 de octubre de 2018

PORFIRIO BARBA JACOB: PUBLICACIONES EN VIDA

Fotografía tomada de El Colombiano


Presentamos un listado de las publicaciones en vida, hechas por Porfirio Barba Jacob. Las póstumas son abundantes. Dicho rastreo bibliográfico fue juiciosamente realizado por Alejandro Peña, a quien agradecemos su meticuloso trabajo.

viernes, 21 de septiembre de 2018

sábado, 15 de septiembre de 2018

PORFIRIO BARBA–JACOB, poema de Jaime Jaramillo Escobar

A José Álvarez Patiño


Porfirio Barba-Jacob dando alaridos por toda América,
Primitivos alaridos desesperados, gritos de parturienta,
Que horrorizarían a Mr. Eli
ot tan educado, un verdadero gentleman.
Porfirio desmelenado, como las furias, sin ninguna consideración por mi barrio,
Porfirio avolcanado, echando lava y humo por toda América,
Desgreñado, peludo, moviendo las aspas como un molino;
No creo que haya sido recibido en el cielo con esos modales.
Y sin embargo también era un solitario entre llamas y azufres,
Sufriendo de desmesura terrenal, arrebatado, acosado, energúmeno,
Viniendo hacia mí con grandes berridos atemorizantes,
Yendo de aquí para allá como si fuera el viento,
Que a veces amaina y se vuelve tierno entre las cosas débiles,
Y luego otra vez tumultuoso y desordenado como río salido de madre.
Exaltado, turbulento, tempestuoso,
Para qué tanto afán, esos gritos me alteran los nervios.
Pero él creía que tenía que gritar, un americano rústico,
Bramando como un poseso, balando, todo el tiempo clamando,
Arrastrando un dolor demasiado grande,
Dando puños a todo,
Arbitrario, desaforado, devastado, palidísimo,
Al trote y al galope,
Para qué tanta agitación, fatigarse con imprecaciones.
Más vale quedarse en silencio delante del té.
Demasiadas preguntas para la única respuesta disponible,
Y esa retórica ampulosa de la época, que complicaba las cosas.
Después de asustarnos desconsideradamente con la máxima alarma,
Habiendo dado a nuestra puerta, tan respetable, unos golpes tremendos,
Se quedaba de pronto tranquilo, mirando el campo,
El árbol que sombrea la llanura, el cordero que pace la grama, el son del viento en la arcada.
Y sin embargo necesitó de toda esa fuerza para revelarnos su existencia y la nuestra.
Sin su grito estentóreo, en aquellos años apacibles entre las dos guerras, es posible que no nos hubiésemos enterado de nada.
Pero, ¿Por qué nos apura en el peor momento,
Cuando llegamos al punto donde se borra el camino?

viernes, 3 de agosto de 2018

A ORILLAS DEL COMBEIMA, poema de Jandey Marcel solviyerte

Soldado en la Guerra de los Mil Días hacia 1901-1902 y maestro de Escuela, dos detalles biográficos de Porfirio Barba Jacob que retoma el poeta Jandey Marcel solviyerte en el poema A orillas del Combeima aparecido en su libro Versos de los Mil días (2017). Aquí el poema: 



A orillas del Combeima

Era la viveza para buscar gallinas y hacerlas freír por comadres improvisadas, y todos los generales del Gran Estado Mayor de aquellla columna de 1500 hombres llevaban el bigote oliendo a gallina frita. Yo tenía que cargar mi caballo con bultos de carne, de sal, de exquisitos panes. Líchigos llaman por allá a los bultos. Y yo llevaba tantos, que me apodaron el teniente líchigos. 
Porfirio Barba Jacob

Venido desde las alta montañas antioqueñas,
el futuro y humilde profesor de escuela
se halla reclutado por las fuerzas del gobierno.

Tras una larga marcha el pelotón descansa
para bañarse en el río, y Miguel Ángel Osorio
contempla la desnudez de sus compañeros
con exceso de lujuria y de ternura confundidos.

A medida que los observa la pasión lo domina
y hallará en aquellos instantes el deleitoso germen
de un placer prohibido que hará suyo en Centroamérica. 

El joven soldado, el futuro y efímero profesor de escuela, 
recuerda las tardes de Santa Rosa de Osos, y los llanos
del Tenche, y a Teresita, su novia, "la Flor de los Crepúsculos";
y a lo largo de una guerra tan cruenta se pasará las horas
sin ver jamás al enemigo, protegido por un halo de misterio. 
A orillas del Combeima, mientras amoroso contempla
los cuerpos jóvenes desnudos que con el agua juegan, 
el futuro gran poeta, el maestrito de escuela, desconoce
que en su nombre un más grande nombre dentro lleva. 

En los yermos tolimenses, a orillas del río Combeima,
muy liberal de pensamiento contemplando la bellleza, 
el joven santarrosano reclutado por las fuerzas del gobierno
labra así su gran destino, oculto en un halo de misterio.